Sudán del sur se encuentra inmerso en una guerra desde 2013, a esto se le suma la pandemia que ha influido en el cierre de centros y la desaparición de los ingresos en profesores, además el reparto de los servicios sociales como sanidad o educación dependen bastante de las ONG.
Según el fondo de la ONU para la infancia (Unicef) ningún otro país del mundo tiene un porcentaje tan alto de niños sin escolarizar.
Muchos de los profesores según cuenta el profesor John Garangdeng, se ven obligados a dejar su trabajo, porque el salario que ofrece el gobierno 5.000 libras sur sudanesas es decir, unos 11 euros, es un salario tan escaso que si enferman ni siquiera pueden pagar los servicios de un hospital, además no es un salario mensual si no que a veces tienen que esperar varios meses para percibirlo.
Las mujeres de un poblado del norte de sudan, no pueden escoger su futuro o tener sueños de niñas normales, la única escuela que hay en la zona no imparte los dos últimos cursos de primaría, la mayoría de chicas abandonan el colegio temprano para casarse siempre antes de cumplir los 18 años.
Según UNICEF la interrupción de las clases por la pandemia de covid-19 ha empeorado la escolarización de estos menores, el número de niños sur sudaneses sin escolarizar ha subido desde 2.2 millones en 2018 a unos 2.8 millones de niños en este momento, además según el banco mundial el 82% de la población de Sudán del sur sobrevive con menos de 1.5 euros diarios.
Es fundamental sensibilizar a las personas y gobiernos del resto del mundo de este grave problema que es la escolarización y educación de los más pequeños, y entre todos poner nuestro pequeño granito de arena para poder ayudar y facilitar recursos a las poblaciones más necesitadas en educación para conseguir que los más pequeños puedan llegar a su madurez con medios suficientes para tener una vida digna.
Y es fácil conseguirlo si entre todos no lo proponemos.
